Ñe’ê*
Las
palabras son almaY el alma no muere
El alma son palabras
Que asesinan al olvido
Quien calla a la palabra
Asfixia a su alma
Los guaraníes habitan
actualmente, al igual que lo hacían en el pasado (pero en zonas sumamente
reducidas por la acción del blanco), el territorio que corresponde al suroeste
de Brasil, Noreste de Argentina, Paraguay, parte de Bolivia y parte de Uruguay.
La autodenominación étnica
original de los hoy llamados guaraníes es avá, que significa
"hombre". El muy difundido nombre "guaraní" les fue
dado por los españoles al escuchar los gritos de guerra de este pueblo,
guará-ny (combatir-les). Otra versión afirma que se tomo de "guariní"
que significa precisamente guerra o guerrear. Se estima que aún existen
cientos de miles de guaraníes y su idioma es hablado por más de 8 millones de
personas.
Poco después de la primera toma de contacto de los europeos con este
pueblo surgieron situaciones conflictivas, ya que el trato que los invasores
brindaban a los guaraníes correspondía al de una relación de dominación. Como
resultado del trato hacia los indígenas, se registraron en el período 1537-1546
al menos tres movimientos de resistencia de consecuencias violentas, con estos
levantamientos quedaba plasmado el rechazo por parte de los miembros de este
pueblo a ser reducidos a meros servidores y esclavos.
En la época de la Colonia el
idioma guaraní se convirtió en “competencia” del imperialismo castellano y
portugués. Es así que durante esta época, el guaraní se convirtió en
elakârasy (dolor de cabeza) de los conquistadores, particularmente de los
misioneros; que tras mucho insistir por todos los medios, incluidos los violentos,
para imponer el castellano tuvieron que valerse del guaraní para reducir
físicamente (no lingüísticamente) al indígena. De hecho, solamente lo hicieron
con unos pocos porque la gran mayoría se mantuvo en el monte, en su hábitat
tradicional, el único sitio donde la libertad les fue y les sigue siendo
posible.
Para los Guaraníes la palabra Ñe’ê significa al mismo tiempo
“palabra” y “alma”. Para ellos, la palabra es sagrada. Eduardo
Galeano, en uno de sus libros, lo describiría así: “Creen los indios guaraníes
que quienes mienten la palabra, o la dilapidan, son traidores del alma.”
Por su parte, el profesor y
Licenciado en Lengua Guaraní , David Galeano Olivera, relata una anécdota en la
que queda patente la importancia de la palabra para este pueblo:
“Después de mucho insistir y sobre todo de habernos ganado su confianza, un día nos invitaron a participar de un no'õvusu, o asamblea de líderes o mburuvicha, una especie de "cumbre presidencial", donde tratan cuestiones de interés general. Es un encuentro privado, sólo reservado a ellos. Recuerdo que los líderes llegaron de grandes distancias, de a pie (15, 30, 50 y más kilómetros) para aquel no'õvusu. El primer día, un martes, se sentaron acompañados de sus mujeres y debidamente ataviados. Estuvieron todo el día sin decirse una sola palabra, absolutamente nada. Se levantaron del sitio solamente para comer o para cumplir sus necesidades. El día siguiente ocurrió lo mismo. Y el tercer día, como a la media tarde, uno de ellos se puso de pie y solamente pronunció tres palabras. Después de escucharlo, todos se pusieron de pie y retornaron a sus comunidades. Imagínense, se reunieron tres días únicamente para escuchar tres palabras, palabras sagradas”.
“Después de mucho insistir y sobre todo de habernos ganado su confianza, un día nos invitaron a participar de un no'õvusu, o asamblea de líderes o mburuvicha, una especie de "cumbre presidencial", donde tratan cuestiones de interés general. Es un encuentro privado, sólo reservado a ellos. Recuerdo que los líderes llegaron de grandes distancias, de a pie (15, 30, 50 y más kilómetros) para aquel no'õvusu. El primer día, un martes, se sentaron acompañados de sus mujeres y debidamente ataviados. Estuvieron todo el día sin decirse una sola palabra, absolutamente nada. Se levantaron del sitio solamente para comer o para cumplir sus necesidades. El día siguiente ocurrió lo mismo. Y el tercer día, como a la media tarde, uno de ellos se puso de pie y solamente pronunció tres palabras. Después de escucharlo, todos se pusieron de pie y retornaron a sus comunidades. Imagínense, se reunieron tres días únicamente para escuchar tres palabras, palabras sagradas”.
Pese a más de 500 años de todo
tipo de atropellos y de violentas agresiones, la morfología y la sintaxis
de la lengua guaraní permanecen invariables e incorruptibles, resistiendo
a todos los intentos de degradación y de
destrucción que sistemáticamente sufrió. El guaraní, sigue siendo
guaraní.
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