Etiquetas

Mostrando entradas con la etiqueta #LETRAS#. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta #LETRAS#. Mostrar todas las entradas

miércoles, 28 de agosto de 2013

Iwóka (Chiriguano)



 
 
 
 
 
 
 
Iwóka*
Nuestros muertos no mueren;
Descansan en este mundo de vivos.
En la tierra sin mal
los vencidos celebran las victorias de sus hijos.
En la tierra sin mal
Las heridas cicatrizan con la lucha de sus hijas.
En la tierra sin mal
viven salvajes y libres.
 

Los chiriguanos nacieron en los siglos XVI y XVII del encuentro y del mestizaje de grupos guaraníes con otras etnias. Su territorio, comprendido entre los últimos estribos andinos y la llanura chaqueña, se conoce en las crónicas bajo el nombre de “Cordillera chiriguana”, frontera con el imperio inca. En lo que se conoce hoy como Paraguay, Bolivia y Argentina.

La denominación “chiriguano” es la forma castellanizada de la palabra original quechua con la que los incas despectivamente bautizaron a este pueblo, existen varias teorías sobre el significado original de la palabra, una de ellas lo explica de la siguiente manera, chiri-frío -  wañu -excremento- aunque esta versión es discutida, pues sería deformación de chiri-frío-wañuq -los que mueren-.

La resistencia sin tregua de los chiriguanos a la Corona española es digna de mención, al igual que el desamparo de los conquistadores del imperio incaico frente a este pueblo de “salvajes” indomables.

La colonización del remoto hábitat de este pueblo fue muy tardía. Sin embargo, una vez llegados los europeos, la lucha por la tenencia de la tierra, la explotación a la que fueron sometidos los indígenas en ingenios, plantaciones, obrajes o quintas; la pérdida paulatina de sus prácticas tradicionales, son unas de las múltiples y negativas consecuencias que trajeron los colonos a sus tierras y vidas.

Como resultado de la explotación sistemática de la que fueron víctimas, el hombre blanco se convierte en el "Caray Pochi", el blanco malo, tirano o perverso. Esto repercutió en la resistencia que se desató a todos los niveles y a través de manifestaciones sutiles: solidaridad con el robo de ganado; desgano en el trabajo; rechazo a los sacramentos de la Iglesia. También la resistencia se expresó en actitudes más virulentas, ya que se reagruparon en nuevas comunidades en las que revitalizaron las antiguas tradiciones culturales. De esta manera, los chiriguanos supieron mantener su ideal y regla de “hombres sin dueño” (Susnik, B. “Chiriguanos I. Dimensiones etno-sociales”).

Iwóka es un vocablo de origen chiriguano que significa “tierra sin mal”, así denominaron al país de sus muertos, situado en el mismo plano cósmico que el mundo de los vivos. Es la morada de sus antepasados, un espacio  accesible a los vivos,  un lugar donde, "sin pasar por la prueba de la muerte" se podía ir en cuerpo y alma (Claster Helene, “La tierra sin mal, el profetismo tupi-guaraní”). Se cree que las migraciones de este pueblo estaban ligadas y tenían como objetivo la búsqueda de la Tierra Sin Mal.

 “En Iwóka están los paisanos que han luchado cuando estos criollos ricos querían quitarles todo a aquellos hombres indios; quería quitarles los hijos para tenerlos de esclavos, hacerlos trabajar gratis, uparaupíño. Quiero decir que trabajaban gratis; que a azotes, ¡a azotes! Los querían hacer trabajar sin pagarles ni cinco, esclavizándolos. Uparaupíño chúpe umboé, tumbaé yeraindiépe (“Aquellos pobres fueron amansados a la fuerza, nomás asi fue la cosa hasta no hace mucho”). Pero los keréimba no quisieron entregar a sus hijos y lucharon con ellos. Porque no quisieron ser castigados a trabajar de balde, así que han luchado contra los criollos.

Los criollos tenían su gobierno y los paisanos tenían su cacique. Ese jefe se llamaba Taikoríke. Ellos murieron por nosotros y están en Iwóka”. (Mamerto Flores, 1985)

 

Sangrante verbo (Kuiva)


 
 
 
 
 
 
 
Sangrante verbo*
Frio del hacha, de las gotas de agua,
de los aterradores pensamientos en los corazones,
que  de estos muera la maldad impregnada.
sal dolor, de nosotros las presas
inhibe la locura del que nos persigue
del que nos convirtió en sangrante verbo
sal dolor y que quede solo nuestro anhelo
de vivir sin verdugos, ni dueños.

 

Los kuivas también llamados wamónae, que significa nuestra gente o nuestra familia, fueron tradicionalmente un pueblo nómada, no permanecían más de siete días en un solo sitio. Sin embargo, en la década del 60 del siglo pasado se establecen definitivamente en el estado Apure de Venezuela, provenientes de los Llanos de Colombia a través de las sabanas de Capanaparo, distribuyéndose en dos comunidades: Barranco Yopal y Carabalí.

Una de las expresiones tradicionales de este pueblo que ha logrado sobrevivir a siglos de torturas y exclusión han sido sus cantos medicinales conocidos como weiba, basados en la magia de la palabra hablada. “Wei es viento, aire. Ba, es un sufijo, que en su contexto diría el viento que está dentro de mí”.

Canto contra el dolor de cabeza

“Frio del hacha,

Frio de las gotas de agua,

que se produzca mejoría.

Sal dolor, no molestes más.

Pececito mueve la boca.

Pececito, canto para que salgas….”

 

Canto contra la locura

“Deja que vaya esa mariposa.

Canto para sueltes todo lo malo,

todo lo malo que tienes en el cuerpo

Vete mareo.

Danta: estoy sobando con la mano

Esta cabeza loca, esta cabeza mareada.

Te quito el sueño, el mareo.

Mawine-jjeno (árbol) que invoco

Para curar, aleteo del pavo real.

Pensamiento de tu corazón,

Espinas de la sensitiva crezcan rápido;

Aleteo de las aves que comienzan a volar.

Te quito la locura y quedará solo el sueño”.

 

Los kuiva a lo largo de su historia no han sido ajenos a las constantes presiones y amenazas que supuso la invasión española, en primera lugar, y de la hostilidad emanada directamente de la sociedad criolla mayoritaria, que los convirtió en víctimas de una sanguinaria cacería, que utilizó su nombre en forma de verbo para definirla: Kuivear o cuiviar.

Este genocidio se extendió hasta por lo menos finales del siglo XX, consistía en la persecución y asesinato sin piedad de los miembros de este pueblo a manos de los dueños de hatos y haciendas, ganaderos, funcionarios de las gobernaciones y municipalidades, y sus invitados procedentes de las grandes ciudades. Práctica que casi ocasiona la desaparición de los kuiva como pueblo.

Esta macabra actividad llegó a ser una especie de deporte que los criollos enseñaban a sus hijos, considerándolo como una prueba de iniciación en materia de virilidad. Como siempre, también existía un motivo económico: los ganaderos iban apoderándose de extensas regiones que formaban parte del hábitat de este pueblo originario. Obligando a las comunidades a establecerse en lugares inhóspitos, allá donde los terrófagos prefirieron no llegar.

“No queremos que vengan hasta acá los criollos a decirnos que hacer: Queremos decidir nosotros la manera de hacer las cosas y qué hacer primero. Queremos administrar nuestros asuntos”.  Marcelo Machá, miembro de la comunidad kuiva de Barranco Yopal.

Nuestras armas (Timotes)


 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


Nuestras Armas.*

Corre veloz el viento; corre veloz el agua;
corre veloz la piedra que cae de la montaña.
que las voces sean viento,

sean agua, sean piedras.

Fuerte es el árbol que resiste al viento,

fuerte es la roca que resiste al río;
fuerte es la nieve que resiste al sol.
que las palabras sean arboles

sean rocas, sean nieve.




Las voces nuestras armas. Las palabras nuestras balas.









*Basada en un canto guerrero de los timotes.









Los timotes tenían como hábitat el estado Mérida de Venezuela, junto con los cuicas eran los principales pueblos que tenían como asentamiento a los Andes venezolanos. Estos dos pueblos contaban con una lengua común y otros rasgos culturales afines, pero tenían su propio territorio y su propia identidad. Los timoto-cuicas representaron los grupos indígenas más avanzados dentro del territorio venezolano y estaban relacionados con la cultura chibcha.




En el año 1557 se dio comienzo a la conquista española en los territoritos poblados por los timoto-cuicas y terminaría diez años después con la muerte de Pitijay (el último rebelde). Los cronistas de la época, particularmente Fray Pedro de Aguado, los presentaron como uno de los grupos indígenas más aguerridos y que más resistencia presentaron ante la conquista española.




Luego de la conquista armada y violenta, el objetivo, al igual que en el resto de América, fue la invisibilización de la cultura indígena, mediante la imposición del modelo cultural europeo en detrimento de la identidad y costumbres originarias de estos pueblos: se fue imponiendo el cristianismo como única práctica religiosa, el castellano como idioma oficial, el orden monárquico y el régimen de la propiedad privada de la tierra, sin olvidar los demás aspectos de la vida indígena que también van a sufrir irreparables transformaciones.




Para los timotes la tierra no era un simple territorio delimitado y demarcado, para ellos era algo más, era la fuente de donde emanaba la vida a la que se encontraban unidos por “vínculo histórico, místico y espiritual que rebasa lo meramente jurídico. Además los pueblos indígenas tienen sus propios conceptos mediante los cuales establecen la relación entre un espacio determinado, una historia específica, una cultura propia y una cosmovisión particular” (Rodolfo Stavenhagen, “La situación de los derechos de los pueblos indígenas”, 1991). Esta inquebrantable relación de las comunidades indígenas con la tierra ancestral rebasaba el concepto de propiedad y producción manejado por los españoles, y de ahí se origina el rechazo y la resistencia presentada por este pueblo frente a la usurpación de sus tierras ancestrales.




Para las acciones de guerra este pueblo andino de la Venezuela prehispánica solían entonar cantos. “Nuestras armas” está basada en uno de ellos, que originalmente dice así:





“Corre veloz el viento; corre veloz el agua;
corre veloz la piedra que cae de la montaña.
Corred guerreros, volad contra el enemigo;
Corred veloces
como el viento
como el agua
como la piedra que corre de la montaña.

Fuerte es el árbol que resiste al viento
fuerte es la roca que resiste al río;
fuerte es la nieve de nuestros páramos que resiste al sol.
Pelead, guerreros, pelead, valientes: mostraros fuertes
como los árboles,
como las rocas,
como las nieves de las montañas”.






El pueblo timote continúa luchando por su identidad, como aquellos 15.000 que en 1557 calcularon los españoles y que años después de la masacre europea, en 1579, solo eran 5.000. Para el año 2001 su población contaba con un total de 66 miembros, estos siguen resistiendo por la defensa de un incalculable tesoro: una cultura propia heredada directamente de sus ancestros, la cual, tras siglos de interminables luchas y penurias, han logrado mantener viva.

Bailaremos (Quechua)



 
 
 
 
 
 
 
Bailaremos*
Beberemos en el cráneo del invasor
Usaremos sus dientes como un collar
De sus huesos haremos flautas
De su piel haremos un tambor.
Después bailaremos.

 

 

Quechua es un etnónimo utilizado para hacer alusión a algunos pueblos indígenas distribuidos a lo largo de ArgentinaBoliviaChileColombiaEcuador y Perú. El nombre deriva del quechua, familia de lenguas extendida por gran parte de la cordillera andina y relacionada directamente a la cultura incaica.

Con una población cercana a las 2,5 millones de personas, los quechua son hoy en día el grupo de indígenas más numeroso de entre todas las etnias que pueblan el continente suramericano. Los quechua son el único pueblo que emigró al Sur a lo largo de los valles y la cadena montañosa de los Andes; y al Este, hacia la selva de la cuenca Amazónica. Esta temprana divergencia en sus trayectorias migratorias creó distintas culturas e identidades quechua.

Fueron de los primeros pueblos conquistados por el imperio Inca. Irónicamente, el imperio Inca lo formaban personas que hablaban su misma lengua quechua. Con la colonización española su nivel poblacional descendió drásticamente, al igual que sucedió con el resto de los pueblos originarios, tuvo como fatal consecuencia la pérdida paulatina de su cultura ancestral. Una de las fechas más importantes en la historia que se asocia a este descenso es el 16 de Noviembre de 1532, cuando el conquistador español Francisco Pizarro logró la captura de Atahualpa,  Emperador Inca. Este golpe a los Incas fue un punto de inflexión en la historia del imperio incaico, que conllevó a la rápida expansión española a lo largo y ancho de la región, trayendo consigo enfermedades y trabajos forzados que terminarían por exterminar a millones de nativos.

Bailaremos está basada, casi literalmente, en un canto guerrero de los quechua, que ha logrado subsistir hasta nuestros días. La diferencia con respecto al canto original reside en el cambio de la palabra “traidor” por “invasor”. Este cambio se hizo para apuntar la flecha de su mensaje hacia un objetivo más específico y darle un significado acorde con la verdadera lucha de los pueblos originarios, así como también eliminar cualquier rastro de ambigüedad y subjetividad que implica el uso de dicho adjetivo en el canto original.

Moorovaaramoorokommua (Kari'ña)


 
 
 
 
 
 
 
MOOROVAARAMOOROKOMMUA
Asi es este mundo
Asi son las cosas
Demasiados sueños
Para una pesadilla
Asi es este mundo
Asi son las cosas.
Demasiadas palabras
Para tanto silencio
Asi es este mundo
Asi son las cosas.
Demasiado fuego
Para tantos desiertos
Moorovaaramoorokommua.



 

 

Las comunidades Kari’ña se distribuyen entre los estados venezolanos de Anzoátegui, Sucre, Bolívar y Monagas, con una población cercana a las 17000 personas.

Para sus integrantes la muerte era una hazaña que evidenciaba valentía, preferían transcender a otro nivel espiritual antes de rendirse al cautiverio. Rendirse nunca fue una opción.  Por su  resistencia y defensa a los ataques hacia su territorio y cultura, llegaron a ser excluidos en 1756 de las ordenanzas que “protegían” a los pueblos indígenas.

Los Kari’ña han sabido resistir y sobreponerse, en la medida de lo posible, al fuerte impacto de dos acontecimientos históricos: la conquista española y la irrupción del petróleo en sus asentamientos, estos hechos se convirtieron en fuertes factores de aculturación, contaminando irremediablemente a muchos de los rasgos culturales originarios de este pueblo.

Estos hechos no fueron sucesos puntuales, fueron y son una amenaza sistemática y continua que se ha extendido por siglos. A la conquista española y a todo el proceso de imposición religiosa que llevaba implícito el régimen misional, no le bastó con el asedio y destierro de  las comunidades, ni la explotación de sus miembros, obligados a sumergirse en las profundidades del mar en busca de perlas. Sino que aun en el siglo XIX las misiones católicas seguían presionando a los kari’ñas con el fin de moldearlos a la tradición cristiana, castigando y persiguiendo, por ejemplo, a su perverso hábito de la desnudez.

A mediados del siglo XX, la llegada de las actividades petroleras a territorio kari’ña también ocasionó enormes estragos en la forma de vida de las comunidades, sus miembros fueron abandonando paulatinamente el campo y sus tradiciones, para sumarse como mano de obra a la industria petrolera. En la actualidad la explotación de hidrocarburos sigue amenazando a su tierra y acosando a la comunidad. El acecho de los taladros no ha cesado, obviando los nefastos impactos ambientales que su actividad genera sobre la tierra y los ríos ancestrales de este pueblo.

A pesar de los grandes cambios en el seno de sus tradiciones y cultura, los kari’ña no han perdido su esencia, siguen siendo ellos mismos. Su lucha a favor de su cultura originaria y en contra de la pérdida de sus tradiciones es innegable. Su idioma ha sido el  principal motivo de combate de este pueblo frente a las tendencias uniformadoras de la sociedad mayoritaria, considerándose a día de hoy como  uno de los mejores conservados y más usados de entre los idiomas derivados del caribe.

Moorovaaramoorokommua, es la palabra que usan los kari’ña para cerrar sus relatos contados de manera oral, es una sentencia que le suma veracidad a sus testimonios,  pudiéndose traducir como: así es el mundo, o así son las cosas.

“En la época de nuestros antepasados se peleaba con armas por territorios, por no dejarnos dominar ni por españoles ni por otras etnias. En la actualidad se sigue una lucha, pero ahora es de los ancianos y los padres kari’ña. Peleamos por preservar nuestra cultura, por lograr que los más jóvenes se formen con el acervo y legado con el que nosotros crecimos” Candelario Aray, miembro kari’ña.

Moorovaaramoorokommua.

Profecía ( Iroqueses)

 
 
 
 
 
 
 
Profecía*
Nuestros ancestros predijeron
Monstruos blancos llegados del este
Devorando la tierra.
La raza blanca el monstruo
La predicción está cerca
Que nazca un árbol con cuatro raíces
Creceremos juntos y unidos
Y aquí viviremos
Aquí moriremos

 



“haudenosaunee" es el nombre real de los iroqueses, que significa “gente de la casa grande” vivieron alrededor de los lagos Ontario, Huron y Erie, en el actual estado de Nueva York, Pennsylvania y el sur de Ontario y Québec. Los iroqueses se constituyeron como tal con la unión de 5 tribus los cayuga, mohawk, oneida, onondaga y seneca, para mas tarde en 1720 sumarse los tuscarora.




Según la leyenda, la Confederación empezó cuando un jefe llamado Dekanawidah o "el Gran Pacificador" convenció a un guerrero llamado Ayonwentah de que renunciara a la violencia y al canibalismo y evolucionara hacia "la paz, el gobierno civil, la justicia y la gran ley" y durante dos siglos consiguieron aguantar contra los franceses, ingleses, holandeses y, posteriormente, las fuerzas coloniales estadounidenses.




Esta canción esta basada en uno de sus cantos sobre la profecia del gran monstruo blanco









PROFECIA




Hace muchos inviernos, nuestros sabios ancestros predijeron que un gran monstruo de blancos ojos vendría del este, y que, a medida que avanzase, devoraría la tierra. Ese monstruo es la raza blanca y la predicción esta cerca de cumplirse.

Cuando se debiliten, aconsejaran a sus hijos plantar un árbol que tenga cuatro raíces en dirección norte, sur, este y oeste; y luego, vivir juntos, unidos en armonía, agrupados bajo su sombra. Ese árbol, lo propongo será este mismo lugar. Aquí nos reuniremos, aquí viviremos, aquí moriremos

Ek Balam (Maya)


 
 
 
 
 
 
Ek balam*

Viviendo en la noche eterna
acostumbrados a la oscuridad
en silencio murieron las penas
y las heridas tras la piel del jaguar.
Despertó en llanto la tierra
un sol que late en corazón animal
nuestra selva lloró la sangre
de imperios de sombras y piel de metal.

 

La cultura maya cubrió el territorio sureste de lo que es hoy la República mexicana y que corresponde a los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco, Quintana Roo y la zona oriental de Chiapas, lo mismo que la mayor parte de Guatemala, Honduras, El Salvador y Belice. Sus orígenes se remontan a 3 mil años antes de la colonización española y a pesar de los esfuerzos tanto del antiguo imperio español como de los gobiernos actuales por borrar su historia, los mayas son una de las grandes culturas y una de las más sorprendentes que existe.

A pesar de que los mayas perdieron su libertad como pueblo tras la colonización, nunca han desaparecido y muchas de sus lenguas son usadas cotidianamente por los mayas actuales, siempre pisoteadas por la “oficialidad” del español y la enorme maquinaria gubernamental que  lleva años expropiando y  manipulando la cultura maya como una atracción turística.

Balam significa jaguar en maya, y  simbolizaba  poder y  protección.

Según la cultura Maya, el sol en su recorrido por la bóveda celeste se transformaba en jaguar cuando caía la noche para atravesar el inframundo (mundo de los muertos) y así salir victorioso a la  mañana siguiente.

Por lo que el jaguar representa un sol negro encarnado en la figura del animal cuyas manchas en la piel representan el firmamento y que combate cada noche a  Xilbalban (inframundo) para poder brillar un día mas

Ñe'ê (Guaraní)


 
 
 
 
 
 
Ñe’ê*
Las palabras son alma
Y el alma no muere
El alma son palabras
Que asesinan al olvido
Quien calla a la palabra
Asfixia a su alma

 
* Para el pueblo guaraní, “Ñe’ê” significa al mismo tiempo “palabra” y “alma”.

 

Los guaraníes habitan actualmente, al igual que lo hacían en el pasado (pero en zonas sumamente reducidas por la acción del blanco), el territorio que corresponde al suroeste de Brasil, Noreste de Argentina, Paraguay, parte de Bolivia y parte de Uruguay.

La autodenominación étnica original de los hoy llamados guaraníes es avá, que significa "hombre". El muy difundido nombre "guaraní" les fue dado por los españoles al escuchar los gritos de guerra de este pueblo, guará-ny (combatir-les). Otra versión afirma que se tomo de "guariní" que significa precisamente guerra o guerrear. Se estima que aún existen cientos de miles de guaraníes y su idioma es hablado por más de 8 millones de personas.

Poco después de la primera toma de contacto de los europeos con este pueblo surgieron situaciones conflictivas, ya que el trato que los invasores brindaban a los guaraníes correspondía al de una relación de dominación. Como resultado del trato hacia los indígenas, se registraron en el período 1537-1546 al menos tres movimientos de resistencia de consecuencias violentas, con estos levantamientos quedaba plasmado el rechazo por parte de los miembros de este pueblo a ser reducidos a meros servidores y esclavos.

 

En la época de la Colonia el idioma guaraní se convirtió en “competencia” del imperialismo castellano y portugués. Es así que durante esta época, el guaraní se convirtió en elakârasy (dolor de cabeza) de los conquistadores, particularmente de los misioneros; que tras mucho insistir por todos los medios, incluidos los violentos, para imponer el castellano tuvieron que valerse del guaraní para reducir físicamente (no lingüísticamente) al indígena. De hecho, solamente lo hicieron con unos pocos porque la gran mayoría se mantuvo en el monte, en su hábitat tradicional, el único sitio donde la libertad les fue y les sigue siendo posible. 

Para los Guaraníes la palabra Ñe’ê significa al mismo tiempo “palabra” y “alma”. Para ellos, la palabra es sagrada. Eduardo Galeano, en uno de sus libros, lo describiría así: “Creen los indios guaraníes que quienes mienten la palabra, o la dilapidan, son traidores del alma.” 

Por su parte, el profesor y Licenciado en Lengua Guaraní , David Galeano Olivera, relata una anécdota en la que queda patente la importancia de la palabra para este pueblo:  

“Después de mucho insistir y sobre todo de habernos ganado su confianza, un día nos invitaron a participar de un no'õvusu, o asamblea de líderes o mburuvicha, una especie de "cumbre presidencial", donde tratan cuestiones de interés general. Es un encuentro privado, sólo reservado a ellos. Recuerdo que los líderes llegaron de grandes distancias, de a pie (15, 30, 50 y más kilómetros) para aquel no'õvusu. El primer día, un martes, se sentaron acompañados de sus mujeres y debidamente ataviados. Estuvieron todo el día sin decirse una sola palabra, absolutamente nada. Se levantaron del sitio solamente para comer o para cumplir sus necesidades. El día siguiente ocurrió lo mismo. Y el tercer día, como a la media tarde, uno de ellos se puso de pie y solamente pronunció tres palabras. Después de escucharlo, todos se pusieron de pie y retornaron a sus comunidades. Imagínense, se reunieron tres días únicamente para escuchar tres palabras, palabras sagradas”. 

Pese a más de 500 años de todo tipo de atropellos y de violentas agresiones, la morfología y la sintaxis de la lengua guaraní permanecen invariables e incorruptibles, resistiendo a todos los  intentos de degradación y de destrucción que sistemáticamente sufrió. El guaraní, sigue siendo guaraní. 

¿A dónde iremos? (Nezahualcóyotl)

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
¿A dónde iremos?*

¿ A dónde iremos
donde la muerte no exista?
¿por esto viviré llorando?
Que tu corazón se enderece.

Aquí nadie vivirá por siempre.
Aun los príncipes a morir vinieron,
Los bultos funerarios se queman.
Que tu corazón se enderece:
Aquí nadie vivirá para siempre
 
*Poesía de Nezahualcóyotl.
 
De la obra literaria de Nezahualcóyotl (1402-1472, Texcoco, México), se conservan algo más de treinta composiciones poéticas en numerosas colecciones de manuscritos de cantares prehispánicos, entre ellas se encuentra la poesía titulada “¿A dónde iremos?”.
Los poemas de Nezahualcóyotl revelan el desamparo de existir en un mundo cuya comprensión lo supera, a través de ellos enfoca y plasma sus inquietudes, visiones y vivencias, abarcando un amplio abanico temático: "la fugacidad de cuanto existe, la muerte inevitable, la posibilidad de decir palabras verdaderas, el más allá y  la región de los descarnados, el sentido de flor y canto, el  enigma del hombre frente al dador de la vida y la posibilidad de vislumbrar algo acerca del inventor de sí mismo" (Miguel León-Portilla; Nezahualcóyotl, poesía y pensamiento; 1972).
Nezahualcóyotl canta a la primavera, celebra el nacimiento de las flores y la llegada de las lluvias, y al mismo tiempo se aflige por el carácter transitorio de lo mundano: anhela la persistencia más allá de la muerte, y ruega porque las criaturas vivas no se desvanezcan.
 
 

martes, 27 de agosto de 2013

Cortar las raices (Yek'wana)

Cortar las raices*

Cortar las raíces, convertirnos en perennes piedras
Superando la fragilidad con la que fuimos moldeados
Bajo Shí, bajo Nunë, reconvertiremos este maleable barro
Destrozando las raíces que nos atan al suelo,
Ganaremos cada batalla de esta perdida guerra
Avanzaremos sobre esta denigrada tierra.

 

 

Los Yek’wana se ubican en los estados Amazonas y Bolívar de Venezuela, su población gira en torno a las 6500 personas.

Cuenta la leyenda que Wanadi, su dios supremo, creador del hombre, las plantas y animales, nació de un soplo de Shí (el sol). Poco después, Shí de otro soplo dio vida a otro niño llamado Nunë (la luna).

Un shamán en el río Paragua cuenta así el origen de los Ye’kwana. El poema ha sido reproducido por Daniel de Barandarián en su Introducción a la cosmovisión de los indios yekuana-makiritare:

“Las raíces nos atan al suelo. El indio Ye’kwana fue hecho con tierra. Por eso quedan raíces contra la tierra. Para ser hombre ágil hay que cortar las raíces que nos unen a la tierra. Siempre que se hace algo con tierra – como cuando Wanadi creó al Ye’kwana- se quedan raicillas, mezcladas con la tierra misma. Por eso tenemos que cortar raíces, para que el hombre sea hombre y no un muñeco de barro como lo fue al principio”.

 

 


Trascripción de las palabras del Shamán Ye’kwana, Barné Yavarí, en "Yo hablo a Caracas", película realizada por Carlos Azpúrua (1978).

“¡DIGO NO ACEPTO!

Yo hablo, yo, hablo a Caracas. A su gente, a sus hombres. Wanadi ha sido mi origen, Osedum, Osedum Wanadi. La creación del hombre existe porque sé que fue así. El recuerdo de mi origen está siempre aquí. Porque todo lo que tenemos fue creado aquí, el origen de nuestra comida como managuaca y el rastrojo del gayteyama que todavía existe y existirán siempre aquí...

 

En nuestra tierra, esas tierras que hablan en mi lengua. Mi tierra es esta, donde vive mi comunidad. Es la mía porque aquí se encuentra mi comunidad, porque aquí vivió mi origen Wanadi. En esta tierra que yo quiero, así como ustedes quieren a la tierra de Caracas.

 

Wanadi hizo gente buena con tierra blanca, pero también hizo gente mala. Eran los españoles, los franceses. Toda esa gente llegó a la tierra de Caracas haciendo maldades. La población entera fue tomada por ellos. Era la misma raza nuestra, no tenía fuerza para detener la gente blanca. Después la población de Caracas se acabó, la gente mala llegó hasta donde nosotros vivimos, donde yo vivo actualmente. Son la gente blanca mala. Son los Misioneros extranjeros que nosotros llamamos Jucundú. Wanadi les entregó el hierro para que hicieran maquinaria.

Así me lo contó mi padre. Nosotros los Ye'kwana no tenemos nada de eso, entonces esa gente nos explota porque se sienten dueños de todo.

 

Digo: NO ACEPTO, NO ACEPTO la creencia Católica, la Evangélica, porque esas creencias van contra nuestra vida, nuestra forma de ser. Ellos quieren que lo olvidemos... Ellos nos dicen: No hagan Ademí, no canten. Nos dicen: No beban Yarake...  Ellos nos dicen: Eso no es verdad. Por eso, por todo eso no los acepto. Yo nunca me quise convertir en Evangélico, ni en Católico porque siempre he querido mantener mi tradición, todas mis costumbres. Wanadi no se sabe cómo empezó ni quién lo hizo. Sólo sé que él existió, que existe aún. Pido seguridad y defensa. Yo no reclamo otras tierras, sino solamente las que nos pertenecen, las cabeceras del Cunucunuma, del Ventuari, Adamo y Cuntinami. Todas esas que hablan en mi lengua. Digo que somos amigos, vivimos en la misma tierra,  pero que se nos respete para poder vivir en armonía con nuestras tribus. Yo sé que todo esto es muy difícil de entender, ya que en los actuales momentos nos contradecimos los unos a los otros. Somos culpables de la presencia de gente blanca en nuestra comunidad.

 

SÍ, ASÍ LO PIENSO”.

 

 

 

Nuestros caminos (Chorotegas)


 
 
 
 
 
 
 
Nuestros caminos

Nosotros, nosotras
la tierra, nuestras manos
la vida, nuestros hermanos;
ellos, ellos
la avaricia, sus armas
la cruz, sus soldados.

Nuestros caminos nacieron en ambos sentidos,
Hijos de nuestras pisadas, senderos de nuestra vida
Solo nos dejaron una: la vía de la lejanía
Por ella somos empujados, arrastrados sin esperanza
De nunca más volver a ver lo que dejamos a nuestra espalda.
 

 

Los chorotegas fueron un pueblo mesoamericano, que desde el siglo VI se asentó en  regiones centroamericanas (en Costa Rica, en la parte occidental de Nicaragua, en la costa de Honduras, en El Salvador, Chiapas y Oaxaca).

Pueblo de fuertes y valientes guerreros que presentó una heroica resistencia, tanto militar como cultural, frente al martirio que los españoles infligieron sobre su tierra y su vida. Pese a esa resistencia, mucha de la rica cultura chorotega no logró sobrevivir a los oscuros designios de la conquista y de la inquisición española. La ocupación de la tierra, la violación de las mujeres, la derogación de las lenguas autóctonas y la imposición de otra lengua, otra religión y un nuevo orden social, conllevó a la casi total extinción de su lengua y de los rasgos culturales de este pueblo.  Para el año 2000 su población contaba con apenas 750 miembros, los cuales conservan elementos de su cultura originaria, pero no su idioma.

Para Jorge Eduardo Arellano, "fueron las masacres de las pacificaciones, las epidemias llegadas de Europa que traían consigo los españoles, las luchas de resistencia que nunca llegaron a ser sofocadas, las exterminaciones provocadas por los trabajos forzados de las encomiendas, servicios y demás obligaciones esclavistas, las que hicieron tambalear a esta civilización". En el libro “Antología general de la poesía nicaragüense” de este mismo autor, y a su vez  tomado de la “Brevísima relación de la destrucción de las Indias” (Bartolomé de las Casas,  1522), sobrevive parte del testimonio y sufrimiento de este pueblo  masacrado inclementemente  por la cruz y la espada:

Lamento de los chorotegas

“Aquéllos son los caminos
por donde íbamos a servir a los cristianos;
y aunque trabajábamos mucho,
volvíamos al cabo de algún tiempo
a nuestras casas
y a nuestras mujeres
e hijos;
pero ahora vamos sin esperanza
de nunca más volver,
ni de verlos, ni de tener más hijos”.